El comienzo clínico de una psicosis

Silvia, una paciente que vi hace algún tiempo, comienza con un pedido de ayuda, no digo una demanda, debido a que le suceden cosas que no puede explicar. Han surgido diversas manifestaciones, de entre las cuales las principales consisten en alucinaciones verbales, en trastornos hipocondríacos y en fenómenos intuitivos o interpretativos.
Podemos designar todo esto en un tiempo para Silvia como de absoluta perplejidad.
Es un tiempo de signos y de significaciones que ella no puede definir, que son inasibles.
Ella intenta explicarlo: “no sé, pero algo en mí cambió, es muy difícil de explicar, pero perdí las referencias”
Todo surgió un día en que se peleó en las vacaciones que pasa con su novio en un balneario, luego que este le recriminó que sexualmente no servía como mujer.
Luego de esa pelea paulatinamente comenzó a percibir cosas extrañas en su cuerpo, en lo que la rodeaba y en su entorno: la gente del balneario donde ella estaba la miraba raro y hablaba de ella.
No sabía el motivo, pero sí que hablaban. Rápidamente formuló una hipótesis, llegó a una concusión que no dejaba de generarle ciertas dudas: ¿sería acaso que su ex -novio estaba hablando mal de ella con la gente?
Tampoco tenía muy claro cuál era el tema de las habladurías, pero si estaba segura que hablaban de ella.
Llegó el punto que era imposible seguir vacacionando en ese balneario, por lo que decidió volver a Montevideo.
Durante unos días se sintió algo mejor.
Sin embargo, un dato menor, parece haber condicionado un nuevo malestar: su ex-novio conocía a mucha gente en Montevideo. Conclusión que desencadenó la misma extrañeza y angustia que experimentó en el balneario.
No tenía la certeza de lo que comentaban pero entendía que era sobre ella.
Su trabajo también se convirtió en un lugar peligroso, seguramente algún compañero laboral conocería a su ex-novio.
Una insignificancia puede servir de pretexto para el surgimiento de fenómenos interpretativos: una mirada, una sonrisa, un gesto, etcétera. Silvia escucha un comentario al pasar y rápidamente es percibido como una alusión injuriosa a su ser.
Se suceden gestos inquietantes, palabras equívocas, alusiones misteriosas, maniobras subterráneas; se pierde en cálculos infructuosos, se extravía en medio de enigmas indescifrables; está hundida en una profunda oscuridad, se debate en las tinieblas, no comprende nada.
Por lo tanto era mejor dejar su trabajo… por lo tanto es mejor encerrase en su casa...

«Esa falta de certeza -observan Sérieux y Capgras- no implica una psicosis pasajera; esta forma también es incurable y tan invasora como las mejor organizadas. Cada día el enfermo descubre nuevos motivos de sospecha, llega a dudar de la realidad del medio donde vive, se pregunta si no está rodeado de gente disfrazada, no lo asegura, acepta un momento la contradicción, para retomar de inmediato la serie de investigaciones.”

El sujeto en comienzo clínico de la psicosis intenta responder al enigma que se le ha creado, gracias al aislamiento del enigma, intentando encontrar un apaciguamiento de sus angustias a través de la intermediación de construcciones delirantes, que en este primer tiempo no dejan de ser aproximaciones a una construcción delirante.

En el caso de Silvia como el de cualquier sujeto que este atravesando la posición de deslocalización del goce, está invadido por el goce del Otro sin disponer de una construcción delirante para moderarlo, en este caso es la mirada la que intenta prevalecer, surgiendo así el sentimiento de ser vigilada, observada, espiada, ser vista desde todas partes, sin lograr construir una construcción delirante que pueda explicar el porqué de tal situación.

Toda crisis psicótica es desencadenada por un acontecimiento fortuito del orden de: una decisión, un examen, una separación, la llegada de un hijo, una confesión, etc. Cualquier hecho casual podría -en determinado momento y bajo singulares circunstancias- propiciar un desequilibrio concluyente en el sujeto. Apareciendo así una suerte de pregunta en la cual el psicótico no puede responder.

El comentario del novio en alusión a no "servir como mujer" (comentario que eventualemente poría haber aparecido en cualquier pareja), desencadenó un destrozo en las significaciones adquiridas hasta ese momento en Silvia, provocando una falla insoportable que va a subyugar, desde ese momento, toda su atención sin otorgarle descanso.

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