Nota del diario EL PAIS

Ayer inquieto, hoy dopado

Jorge Bafico cuestiona los diagnósticos de Déficit Atencional con Hiperactividad y el exceso de metilfedinato que se receta, dadas las cantidades que se importan.

Una sentencia del Tribunal de Familia del 24 de abril de 2009 obligó al Ministerio de Salud Pública a ejercer más control sobre el metilfedinato, droga conocida comercialmente como Ritalina que se receta exclusivamente para el tratamiento del Déficit Atencional con Hiperactividad. Según consta en la resolución, mientras que en el mundo el 5% de los niños sufren de este trastorno, en Uruguay el porcentaje se elevaría al 30%. Paralelamente, las cifras de importaciones indican que entre 2001 y 2007 se multiplicó por 18 el ingreso al país de metilfedinato; pasando de 900 gramos en 2001 a 17.000 en 2007.

La información está recogida en un libro del psicoanalista Jorge Bafico y es el punto de partida de su análisis: "Si esto es cierto, Uruguay sufre una epidemia de proporciones verdaderamente estremecedoras", afirma el psicólogo en Lo Cotidiano (Psicolibros), publicación que se editará el mes próximo.

¿atajo? Lo que preocupa a Bafico es corroborar si de verdad se trata de una pandemia o de la consecuencia de diagnósticos erróneos.

"Tenemos un niño inquieto y pensamos que tiene déficit atencional. Mediquémoslo y olvidémosnos de lo que le pasa", señala el psicoanalista. "Lo importante es que más allá de la psicopatología del niño (que la tiene, eso no está en duda), hay que pensar cuáles son las causas, qué es lo que el pequeño está diciendo con eso. Muchas veces lo que se ve es que detrás de la hiperactividad hay otra cosa que tiene que ver con la denuncia de un problema. Si nosotros logramos abordar el conflicto, quizás podamos terminar con la hiperactividad", agrega. El problema se aborda en psicoterapia o, en palabras de Bafico: "dejando que despliegue su demanda y sufrimiento diciendo qué es lo que le está pasando".

El psicólogo aclara que no es contrario a la medicación, pero considera que primero se debe descartar que no se trate de un problema a nivel emocional.

Para ilustrarlo, Bafico cita en su libro un caso argentino, publicado en el diario Página 12 por la psicóloga Marta Davidovich, que narra la historia de un niño de siete años que tenía problemas de aprendizaje en la escuela. El pequeño había llegado a la consulta con un diagnóstico de Déficit Atencional realizado por el psicólogo escolar y con una indicación pediátrica de administrar Ritalina. Durante la dinámica terapéutica el niño dijo algo que indujo a Davidovich a pensar que se trataba de un niño adoptado. Efectivamente lo era.

"El niño lo sabe", le comunicó a los angustiados padres. "Él se hizo cómplice inconsciente. Nadie debe saberlo. Él tampoco debe saber. Para no saber, no debe aprender", señaló. Para "arreglar" la situación, les sugirió a los padres que le contaran la verdadera historia. Proceso terapéutico mediante, el niño superó los obstáculos de aprendizaje y cambió de actitud.

Con este ejemplo Bafico pretende demostrar la necesidad de buscar los por qué antes de medicar a un pequeño. "El déficit atencional es como un malestar general que hace que el niño no se sienta bien en ningún lado. A veces, el embarazo de una madre, una mudanza, una pérdida, el cambio de colegio provoca trastornos en la conducta. Entonces creo que hay que pensar por qué le pasa eso", explica, y deja caer un concepto polémico vinculado al ejemplo anterior: "Los niños adoptados siempre saben, aunque inconscientemente".

Ahora, ¿el aumento en la medicación es un problema de padres y médicos o los niños de hoy son más inquietos? "Los que trabajan en la clínica no tienen dudas: en los últimos años se ve un cambio en las manifestaciones sintomáticas, aunque las estructuras de la personalidad siguen siendo las mismas", señala el experto.

Mientras que a principio de siglo los problemas estaban vinculados con la represión sexual, ahora la mayoría llega al diván con patologías del acto. Esto es, impulsiones, adicciones, anorexias, y en lo niños, problemas de conducta. En opinión de Bafico, las causas de este fenómeno hay que buscarlas en el debilitamiento de la función paterna: mientras en el pasado bastaba una mirada para imponer autoridad, hoy se apela a la negociación. "¿Qué es lo que pasa entonces? El niño tiene una cuestión pulsional que necesita un límite que no aparece. Eso genera problemas", explica.

Si el "problema" se asume como trastorno y se medica, dice el psicólogo, "se ignora lo que para mí es más importante y con lo que yo trabajo: la singularidad y la historia del sujeto".

"En este punto me parece que tenemos que tener mucho cuidado cuando hablamos de Déficit Atencional porque realmente me cuesta creer que haya un 30% de niños uruguayos diagnosticados cuando en el mundo la media es del 5%", finaliza el terapeuta.
Las cifras

18 Son las veces en las que se multiplicó la importación de metilfedinato (Ritalina) en Uruguay, entre el año 2001 y 2007.

900 Eran los gramos anuales de metilfedintato que se importaban en 2001. En 2007 ingresaron casi 17.000 gramos, dice Bafico.
Pinceladas de un futuro libro

"La Ritalina es el nombre comercial de un compuesto derivado de la familia de las anfetaminas: el metilfenidato... es un estimulante del Sistema Nervioso Central".

"Desde lo empírico se comprueba que sus efectos farmacológicos son muy similares a la metanfetamina o la cocaína: aumenta la capacidad de atención, genera una sensación de euforia, incrementa los niveles de energía a corto plazo y permite una concentración mayor. Sin embargo, la Ritalina controla la hiperactividad durante un tiempo (entre dos a cuatro horas) pero no lo logra a largo plazo".

"Cuando se medica con Ritalina a un niño diagnosticado con un Trastorno por Déficit Atencional, con o sin Hiperactividad, conviene preguntarse qué es lo que se está medicando".

"El metilfenidato puede producir un doble silenciamiento. Por un lado en el niño, ya que su demanda se agota en la administración de pastillas. Y por otro el de los padres, ya que permanecen en una posición de no saber respecto de todo aquello que los implica en la problemática de su hijo".

"En dosis bajas, no parece crear una adicción tan intensa como la cocaína, pero en dosis más altas sus efectos pueden ser similares".

"No se trata de una postura contra la medicación, es claro que muchas veces es necesaria, cuando no imprescindible. El problema es que corremos el riesgo de la cronificación de la medicación como respuesta".
Síntomas de una niñez patológica

La psiquiatría estadounidense definió por primera vez el Trastorno por Déficit de Atención en 1980, en el Manual de Diagnóstico y Estadística III (DSM-III). No obstante, las primeras descripciones datan de 1902, bajo la denominación Defectos en el Control Moral.

En las versiones más modernas del Manual (DSM IV, año 2005), el nombre se adaptó a Trastorno por Déficit de la Atención con Hiperactividad y se describe acompañado de la siguiente sintomatología: no prestar atención suficiente a los detalles o incurrir en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades. Tener dificultades para mantener la atención en tareas lúdicas, dar la sensación de que no escucha cuando se le habla directamente, no seguir instrucciones, no finalizar tareas escolares, y tener dificultades para organizar tareas y actividades.

Quien sufre de este trastorno evita, le disgusta o es renuente a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido, extravía objetos necesarios para las tareas o actividades y se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes. También mueve en exceso manos o pies, abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado, corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo, tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio, habla en exceso, precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas, tiene dificultades para guardar turno, interrumpe o se mete en actividades de otros.

Para el psicoanalista Jorge Bafico, el modo en que la psiquiatría observa los patrones de conducta "puede llevarnos a pensar en una verdadera pandemia, ya que muchísimos niños poseerían estas características".

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